Las circunstancias cotidianas, el agotamiento de tanto pensar, nos deja sin energía ni ganas para tomar las riendas de nuestra vida. Parece lo más fácil vivir como si fuéramos hojas arrastradas por el viento del otoño, moviendonos en la dirección que nos lleve. Es cómodo permitir que la vida decida por ti, mientras te quedas mirando como los días se convierten en semanas, en meses y estos en años. Para crear una gran vida hay que vivir con propósito, con ilusión, con determinación, con pasión y conciencia.
Se hace necesario vivir según tus propias reglas en lugar de regirte por las que otros marquen. Hoy día este es nuestro verdadero objetivo.
Funciona muy bien tener cerca de ti un papel, un bolígrafo y escribir lo que verdaderamente nos mueve en esta vida. Palabras y propósitos que nacen desde la paz y la conciencia de nuestra esencia. Reflexionar y plasmar en el papel unos párrafos en los que expreses tus valores, virtudes y compromisos por los cuales tu vida es gratificante y plena. De esta manera vamos a tener mucha claridad, independientemente de por donde sople el viento. Queda claro no vamos a depender del estado de ánimo, de los sucesos, estas palabras serán el motor de arranque de cada día, pues nos va a recordar las cosas importantes de nuestra vida y nos va a conectar con las principales prioridades. Volver a recordar nuestros valores y objetivos para cargarnos de energía e ilusión comprometidos y listos para salir de nuevo al mundo con un renovado sentimiento de propósito. Ahí queda la invitación tu puedes crear tu propio código de conducta cotidiana, seguro que si lo creas desde la reflexión, desde lo que sientes más intensamente, te va a aportar cada día justo lo que necesitas. Lo importante es tener presente que poseemos la capacidad de decidir en un segundo si actuar y tomar las riendas o soltar y dejarnos arrastrar. Sí decides lo primero desde tu interior saldrá un nuevo sonido. ¿Te apuntas?