Recibir un golpe de ofuscación te puede aturdir para todo un día y mucho más. Una simple llamada telefónica te sume en un despertar de asuntos no resueltos, que involucran expresamente al ego y este se retroalimenta no queriendo desliar, desequilibrando espacios interiores de emocionalidad y pensamientos. ¡Una catarsis! Alteración, argumentos y razones de la mente para seguir más y más ofuscado. Afortunadamente sale por una esquina la conciencia. Esta situación te induce a querer volver al equilibrio, a la verticalidad, a la conciencia del ser y del estar, a la determinación de lo que es necesario para vivenciar la experiencia de la paz interior.
LA OFUSCACIÓN COMO EXPERIENCIA
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Después de las tormentas ya sabemos que aparece la calma y por supuesto, la esperanza. Reacondicionado, respirando, sintiendo y sanando nuestras emociones, devolviéndolas al orden interno. Con estas experiencias cotidianas, a buen seguro, nos volvemos más elásticos.