Te propongo que nos reconozcamos, pues con el reconocimiento aparece la aceptación.
Te propongo respirar juntos por un mundo más unido, más consciente.
Te propongo meditar en la luz que nos envuelve cada día y nos da la esperanza de saber quienes somos y de donde venimos.
Te propongo que cuando la fuente de creación nos obligue a cerrar los ojos para así abrirlos dentro de ella, en ese instante no medido por el tiempo, seamos amor y nada más que amor, conciencia plena de nuestro origen común.
Te propongo descubrir la sabiduría que habita en el interior del ser, manifestarla a través de la mente y el corazón para obtener un significado especial de la vida y compartirlo en natural sanación y “energía de gracia”.
Te propongo despertar la pasión por la benevolencia y la lucidez y vivir en el sagrado estado de bendición que es el mayor de los tesoros. Sigue leyendo