Hasta los niños de hoy saben que lo más bello está en el interior de nosotros, sin embargo los adultos nos pasamos los días queriendo aparentar y ser los protagonistas de la fiesta, ser los más simpáticos y graciosos entre los conocidos, interpretamos, juzgamos, dividimos y luchamos. ¿Dónde ha quedado nuestra inocencia? Es necesario que retorne a nuestras vidas el trato por igual a todos, a entregarnos e implicarnos sin querer ser el titular de ningún periódico, vivir simplemente por el hecho de vivir, de experimentar, de asombrarnos, sorprendernos y estar más cerca de la felicidad. Sigue leyendo