El tiempo pasa, la Sabiduría continúa

Hasta los niños de hoy saben que lo más bello está en el interior de nosotros, sin embargo los adultos nos pasamos los días queriendo aparentar y ser los protagonistas de la fiesta, ser los más simpáticos y graciosos entre los conocidos, interpretamos, juzgamos, dividimos y luchamos. ¿Dónde ha quedado nuestra inocencia? Es necesario que retorne a nuestras vidas el trato por igual a todos, a entregarnos e implicarnos sin querer ser el titular de ningún periódico, vivir simplemente por el hecho de vivir, de experimentar, de asombrarnos, sorprendernos y estar más cerca de la felicidad.

Hemos construido en nosotros lo que creemos que somos, por las palabras que nos han dicho y por las ilusiones ópticas que hemos dibujado en nuestra mente. Recuperar al inocente en cada uno de nosotros es sabio. Caminar con la frescura de la inocencia simplemente porque cada instante es nuevo, es distinto. Estas palabras nos invitan a cambiar de actitud, a convertirnos en algo más puro, libre de los pensamientos negativos y de las limitaciones de la mente. El inocente disfruta de la fiesta, camina por la vida con las herramientas que le fueron dadas, los dones. Este nuevo estado que recuperamos disipa al Ego y abre el camino a los milagros. La esencia de lo que somos nos permite disfrutar de todo lo que nos rodea. Es en este momento cuando estamos emprendiendo el viaje de la conciencia, de la evolución. Este viaje sólo se realiza desde el Alma, esta luz interior que habita en todas nuestras células. La sabiduría nos da la claridad para saber callar a tiempo y a no confundir la actividad con la vida. La experiencia es la que nos da la sabiduría, la información no es más que eso, información que sólo puede resultar de ayuda para analizar nuestras vivencias y nada más. La información no nos da la sabiduría. Por esto es deseable empezar a vivir, a recuperar al inocente que está en nosotros y de esta manera experimentar permitiendo que nazcan nuevas aptitudes.